martes, 2 de septiembre de 2014

MARIDAJES Y MITOS

Por Asun Mayor

De pocas cosas se escribe más en las revistas y publicaciones de cocina que de maridajes, de qué vino es adecuado para qué plato y de las blasfemias gastronómicas que supone tomar este u aquel caldo con este u aquel plato.



Vaya por delante que cada maestrillo tiene su librillo y que blasfemias gastronómicas, haberlas, haylas, pero no son tantas. Grandes mitos han caído y hoy en día es frecuente acompañar un pescado a la sal con un buen Rioja, por ejemplo. Incluso nuestros vecinos del norte están empezando a admitir que es posible acompañar una bandeja de quesos con un buen Sancerre blanco y que su majestad el foie puede acompañarse indistintamente con blanco o con tinto.

Como en todo, pero en la cocina más, para gustos se hicieron los colores y ya digo que exceptuando alguna blasfemia declarada, el mejor maridaje es el que a uno le gusta y le sabe bien, teniendo en cuenta la estación del año y el plato que acompañe al vino, o al revés si tenemos la suerte de probar unos de esos vinos que han nacido para ser acompañados en lugar de para acompañar.


Hay algo, sin embargo, que no debemos olvidar y que no tiene que ver con gustos ni con platos y es la calidad. Que se tome fresco y "entre bien" (a veces parece que "entrar bien" sea patente de corso para beber cualquier… iba a decir porquería pero no lo digo, cualquier cosa que a uno le pongan por delante) no es excusa ni razón para tomar vinos que de tales solo tienen el nombre en la etiqueta y sabido es que al papel se le hace decir lo que uno quiere porque lo aguanta todo.


¿Qué mal ha hecho, por ejemplo, el dignísimo Lambrusco para ser embotellado y vendido como si fuera gaseosa teñida? No digo que no encontremos Lambrusco de calidad en nuestro país, digo que lo que en muchas ocasiones se hace pasar por Lambrusco es lo que un Ribera del Duero al vino en tetrabrik. Y ahí es donde me gustaría hacer hincapié.


La calidad no es ni astronómicamente cara ni difícil de encontrar, bastan un mínimo de conocimientos y un saber buscarla. ¿Hay botellas de vino a casi € 1.000.-? Por supuesto que sí. ¿Hay vinos excelentes, buenos de verdad, por menos de € 6.-? Por supuesto que también y que uno no pueda permitirse los primeros no significa que la única opción restante sea beber basurita fina.



¿Por qué es importante este concepto? Porque debemos tratarnos bien. Lo repito: debemos, tenemos la obligación de tratarnos bien y ello incluye consumir calidad, dentro de los gustos y las posibilidades de cada uno. Es muy diferente enviarnos a nosotros mismos el mensaje "bah… total solo es para mí" o decirnos "me lo regalo porque es para mí y eso es muy importante". El primero es un mensaje de resignación y conformismo, un mensaje negativo en una palabra, y el segundo es un mensaje de autoestima y valoración, un mensaje positivo en otra palabra.


Nos ha tocado vivir una época de bombardeo masivo de mensajes negativos. El telediario de las 21:00 de uno de estos días, sin ir más lejos, dedicó quince minutos, QUINCE, a accidentes de carretera, incendios forestales y violencia doméstica y solo es un ejemplo. Poco podemos hacer contra eso, aparte de apagar la tele, deporte que recomiendo encarecidamente y al que me confieso adicta, pero sí está en nuestra mano no colaborar y cambiar, por lo menos, los mensajes que nos dirigimos a nosotros mismos.



Empieza un nuevo curso y con él, nuevos propósitos: asomarán la nariz los gimnasios, ir a correr por la mañana, quedar con esos amigos a quienes no vemos, etc. Pero el primer y más importante de los propósitos debe ser cuidarnos, mimarnos, tratarnos bien y valorarnos a nosotros mismos mucho, mucho, mucho. Una conocida marca de cosmética sacó hace algunos años un slogan interesante: "para mí, porque lo valgo". Ya está todo dicho. 

1 comentario:

  1. Pues eso, no dejarnos engañar, ni manipular y disfrutar con los vinos buenos, no siempre caros, porque nos lo merecemos

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